y en la acidez de la terquedad
se desdibuja sin la mera intención
de transformarse en un sin razón.
Con la mirada congelada en el tiempo
se amarra a la frialdad del desapego.
Dominada por la severidad de la indiferencia
se hace a un lado y se convierte en sombra.
El reloj se hace acreedor de sus horas.
Desteñida y maltratada la obra
la artista se aferra a una nueva pincelada
y descubre la gama reconquistadora.
La antipatía culmina en la dulzura de un beso
y el desamor con el más sincero "te quiero".
Con la mirada congelada en el tiempo
se amarra a la frialdad del desapego.
Dominada por la severidad de la indiferencia
se hace a un lado y se convierte en sombra.
El reloj se hace acreedor de sus horas.
Desteñida y maltratada la obra
la artista se aferra a una nueva pincelada
y descubre la gama reconquistadora.
La antipatía culmina en la dulzura de un beso
y el desamor con el más sincero "te quiero".
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