jueves, 29 de noviembre de 2012

Séptimo Silencio: NOCHE BLANCA



Noches opacas en su reflejo.
El silencio enfurecido
desembocó en un mar de palabras
para transformarse en un abrazo

El tiempo se detiene, no tiene prisa.
Un grito desgarrador se escabulle
entre la suavidad de su voz
y agradece con la calidez de la mirada

Con la desnudez de su alma, respira.
Ya no se asfixia con trapos viejos
De pronto el mundo se aliviana
y la noche se torna más clara.

El sosiego la acaricia, ella sonríe
disfruta de sumergirse en la serenidad.
Se concreta el reencuentro
ahora menos sola y más sabia que antes.

Hay dos miradas que penetrantes observan más allá de lo visible...
Se dibuja una sonrisa y nace una caricia, que se traduce en GRACIAS

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