martes, 20 de julio de 2010

Lo que van a leer a continuación es una anécdota que me contaron. Los nombres han sido cambiados para no develar la verdadera identidad de los personajes...
Un misterio a ojos cerrados

Mamá había salido a caminar como todos los días. Eran las ocho de la mañana y yo sin preocupación. Era una adolescente de diecisiete años (aproximadamente), nunca había pasado nada; siempre me quedaba sola y todo estaba muy tranquilo. Lorena dormía en la cuna que estaba en el cuarto de mamá y papá, yo hacía prácticamente lo mismo en el mío. Era sábado no tenía clases y era muy temprano para levantarme, además digamos que siempre me gustó (y aún me gusta) dormir...

Tenía planeado levantarme a las diez a estudiar para inglés porque tenía prueba el lunes y no quería dejar todo para lo último y enloquecerme por la falta de tiempo o por alguna distracción se me presentara.

Acatemos que no soy de sueño profundo, nunca fui una persona que apoyara la cabeza en la almohada y no sintiera absolutamente nada, que aunque la casa se prendiera fuego y hubieran explosiones donde los bomberos vinieran y apagaran todo yo seguría durmiendo como si nada hubiese ocurrido. No, ¡por suerte no fui ni soy así!

Estaba dormitando, no quería levantarme porque estaba frío así que decidí quedarme en la cama abrigada por las frazadas y acolchados, no puedo decir nada de la bolsa de agua caliente porque a esa hora ya estaba en el suelo debido a su baja temperatura.

Como decía, estaba entre despierta y dormida hasta que sentí que los perros ladraban desaforadamente y oí también fuertes ruidos en el fondo de mi casa donde estaban los dos animalitos, esos fuertes ruidos resultaron ser grandes piedras de hormigón.

Escuché que la puerta de la cocina se abría, mamá no era porque recién había salido, además nunca entraba por la cocina siempre lo hacía por la puerta del living, siempre... Después percibí pasos en el pasillo, en ese momento quedé paralizada en la cama apenas respiraba. Pero más inmóvil quedé cuando me di cuenta que esa persona estaba en mi dormitorio, cerré los ojos con fuerza imitando estar dormida para que no sospechara que sabía de su presencia. Este se acercó a mi y me respiró agitado en la cara, recuerdo un olor muy particular. Olor a putrefacto que dejaba a su paso. Todavía lo tengo presente y creo que no lo voy a olvidar nunca jamás, se quedó impregnado en mi nariz. Puede decirse que supervisó que no hubiera nadie o si había alguien que estuviera durmiendo.

Volvieron los pasos, se estaba yendo de mi habitación y se fue a la de mi hermano, no sé si fue a buscar plata o qué porque cuando todo había terminado inspeccionamos si faltaba algo pero no, no se había llevado nada.

De despistado o asustado (no sé) se topó con el ventilador de Martín por delante. Lorena (de un año de edad) había empezado a llorar así que mi reacción fue decirle con voz dulce “ta Lore... ta..” (siempre de ojos cerrados, haciéndome la dormida claro)

El hombre regresó rápidamente a mi habitación y volvió a acercarse a mi y a respirarme agitado en la cara. Estaba muerta del miedo, en ningún momento quise abrir los ojos porque si los abría podría pasar cualquier cosa . No quise correr el riesgo así que seguí actuando y diciendo “ta Lore... ta...” como si estuviera soñando con mi hermana pequeña.

El tipo seguía respirando en mi rostro, pensé las peores cosas que se me podían ocurrir, el tiempo se hizo eterno... los segundos eran horas, los minutos días. Fue terrible, el tiempo psicológico me decía que hacía como media hora o más que estaba mirándome de cerca. Volví a sentir su aroma inconfundible. El tiempo pasaba y pasaba.

Una vez que se retiró de mi cuarto fue al de mis padres donde estaba mi hermana y la upó (pude darme cuenta después que se fue porque la niña estaba a los pies en la cuna, y el hedor estaba en el dormitorio)

Posteriormente lo escuché salir. Dejó la puerta y la banderola de la cocina abierta, entonces reflexioné que a causa de que la banderola estuviera rota pudo meter el brazo y destrancar la puerta para así entrar. Enseguida que se fue salí corriendo y gritando de camisón ( de esos largos que llegan a los tobillos, y que tienen voladitos en todas partes) a la casa del vecino a decirle que por favor me ayudara que había entrado un hombre a casa y estaba sola. Daniel trataba de tranquilizarme, me decía que todo ya había pasado y que de seguro había sido un sueño, yo muy segura le afirmaba que no, que todo había sido real. Le mostré que Lorena estaba cambiada de lugar, que en los almohadones de mi cuarto había pisadas de barro y claro, le enseñé el olor que todavía no desaparecía. El ventilador de mi hermano que se le había caído y lo levantó, pero mi vecino me seguía diciendo que se habría caído solo, así que yo seguía afirmándole que no, que todo pasó que un hombre entró a mi casa y no fue un sueño.

A la noche papá encontró en el fondo grandes cascotes, pensamos que los habían tirado por los perros y aún opinamos que así fue.

Lo más curioso es que no robó nada, si hubiese querido hacerlo lo hubiera hecho porque tuvo todo el tiempo del mundo. Tuvo el suficiente como para llevarse toda la casa. La pregunta es ¿ a qué entró? y ¿quién era? Han pasado diez años y todavía me hago esas preguntas, me encantaría saber quién fue el hombre que entró a mi casa se quedó en mi cuarto respirándome en el rostro, que no robó nada y tomó en sus brazos a mi hermana menor.

Siempre será un misterio, tuvimos nuestros sospechosos pero nunca sabremos con exactitud la verdad.

2 comentarios:

  1. ¿Es real la historia? Wow, ¡Super impactante!

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  2. Sí Emi, es una historia real que pasó como hace 10 años por lo que tengo entendido.

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